13/01/2022 / Guillermo Rodríguez

Las Salas Blancas en la era postcovid en la farmacia hospitalaria

La aparición y propagación del coronavirus supuso grandes cambios en la vida de los humanos. Ahora hay más conciencia sobre los riesgos invisibles alrededor y también mayor disposición para mitigarlos. El mejor ejemplo es la mascarilla, que se ha hecho un lugar en el día a día de la mayoría de las personas. Y aunque ya hay vacunas, la industria farmacéutica sigue explorando alternativas preventivas y adaptará sus salas blancas a las nuevas condiciones.

También la industria alimentaria, cosmética, química, veterinaria e incluso de biotecnología deben apuntarse a estos cambios. Pero el mayor foco de atención lo tienen las salas blancas de la industria farmacéutica  por su papel clave en la búsqueda de soluciones. Los siguientes párrafos vislumbran su función, la normativa que subyace su diseño, y el porqué de su modificación en la era postcovid.

¿Qué son las salas blancas?

Las salas blancas son como laboratorios con condiciones particularmente controladas para la realización de experimentos. Estos últimos pueden ser el estudio de microorganismos y virus como el SARS-CoV-2, así como pruebas de fármacos experimentales. En efecto, sus funciones son muy variadas, pero en todos los casos debe cumplirse algo: el control del medio ambiente.

Una definición más certera para las salas blancas o clean rooms (como se les conoce en inglés), sería: espacios especialmente diseñados para limitar la contaminación. Para ello, deben cumplir con una serie de parámetros ambientales; por ejemplo, flujo y partículas en el aire, temperatura, humedad, presión interior, iluminación, etc. Todos se monitorean continuamente a fin de garantizar las condiciones más prístinas posibles para el trabajo.

Posibles mejoras que implementarán las salas blancas en la era postcovid

Los estándares para el diseño y control de salas blancas en la industria farmacéutica los proporciona la Organización Internacional de Normalización, mejor conocida como ISO. La normativa específica para la construcción de estos espacios en particular es la ISO 14644, la cual abarca todos los factores previamente mencionados. Estos, claramente, incluyen la calidad del aire, pero en la era postcovid este en particular cobrará mayor importancia.

La razón es bastante simple: como bien indicó la Organización Mundial de la Salud (OMS), el aire es la principal vía de transmisión del SARS-CoV-2. Por ende, los espacios de experimentación inevitablemente ha de aumentar la precaución en este aspecto. Y no solo en las salas blancas; los expertos ya recomiendan mejorar la ventilación, usar filtros de aire y humidificadores para reducir la propagación del patógeno.

Asimismo, otras intervenciones deberán continuar en juego tanto en las salas blancas como en otros espacios no exclusivos de la ciencia. Entre ellas, la desinfección periódica con sustancias debidamente probadas y adecuadas para dicho uso, que además sean inocuas para los humanos; la desinfección con luz ultravioleta; el uso de mascarillas y trajes de protección de cuerpo completo, y otras.

No es la primera vez que la humanidad atraviesa una situación sanitaria de este tipo. Sin embargo, la permanencia y amplias consecuencias de la COVID-19 han convencido a la ciencia de la importancia de la prevención; esto incluye cumplir con las medidas de bioseguridad en los laboratorios, que además garantiza resultados más confiables. Las salas blancas ahora deberán reinventarse para asumir los nuevos desafíos.

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