13/01/2021 / Guillermo Rodríguez

Las vacunas COVID-19 exigen una cadena de suministro global, estable y segura

Empresas farmacéuticas, gobiernos, ONG y proveedores logísticos se tienen que preparar para gestionar la correcta distribución y garantizar que se cumplen los requisitos de entrega en tiempo y de control de temperatura homogéneo que necesitarán las vacunas COVID-19.

En el momento de escribir este artículo, ya hay 48 vacunas en ensayos clínicos con humanos, once en la fase más avanzada para su posible aprobación. Entre estas últimas ya han anunciado una efectividad por encima del 90% los proyectos de la alemana BioNTech/Pfizer, la rusa Gamaleya y la apuesta de Moderna. La de AstraZeneca apunta a un 70,4%. Si las numerosas investigaciones siguen su curso y dan resultado, pronto conoceremos muchas más.

Según el plan nacional de vacunación contra el COVID-19 presentado por el Gobierno, a partir del próximo mes de enero se prevé empezar a inmunizar por fases a una ‘parte sustancial’ de la población y el objetivo es vacunar al 100% de la población española a lo largo de todo 2021. Según sus datos, España ha adquirido las dosis suficientes para inmunizar a 80 millones de personas. Empieza la contrarreloj.

Es fundamental revisar en detalle sin demora los requisitos logísticos e identificar los posibles cuellos de botella en los puntos clave de la cadena de suministro: transporte intermedio, envío intercontinental, almacenamiento, distribución local y almacenamiento final de corto plazo en el lugar de utilización. Y más aún cuando muchas de las vacunas se están desarrollando bajo los nuevos tipos de vector ARN, en concreto dos de ellas, y de vector viral. En el caso de la plataforma del ARN requiere temperaturas ultra bajas que pueden llegar a los -80ºC, como en el caso de la anunciada por Pfizer, frente a los entre 2ºC y 8ºC que requieren las vacunas habituales para su distribución. Es necesario crear escenarios que garanticen su eficacia durante el transporte y el almacenamiento.

A escala mundial, las vacunas, probablemente, serán transportadas por carga aérea en las distancias más largas. Para asegurar la cobertura global para los próximos dos años, es posible que se necesiten unos 200.000 desplazamientos de contenedores pasivos de carga refrigerada en unos 15.000 vuelos para gestionar más de 10.000 millones de dosis. En la distribución local, el cumplimiento de los estrictos requisitos de temperatura resultará aún más complicado ya que, aunque la duración del proceso es mucho más planificable y consistente, el tamaño de los lotes a manejar se reduce notablemente.


¿Está la distribución farmacéutica preparada para la logística de estas vacunas?

No todos los operadores logísticos lo están y, por otra parte, ningún proveedor de logística puede cumplir esa tarea por sí solo. La cooperación y la asociación serán fundamentales. Pero, dicho esto, solo las grandes empresas de logística capaces de cubrir todas las áreas necesarias en el proceso de distribución, de principio a fin, pueden garantizar una cadena de suministro estable y segura para las vacunas COVID-19.

Hablamos de un proceso complejo y multidisciplinar que incluye logística interna y distribución; plan de respuesta a emergencias; red de alianzas con partners de valor añadido; transparencia de la cadena de suministro gracias a las herramientas de TI que permiten la visibilidad en tiempo real a lo largo de toda la cadena de suministro, pudiendo registrar los cambios de inventario a cada minuto y brindar una importante información predictiva sobre la demanda futura y las rutas de transporte; y una fuerte organización dotada de los recursos humanos, de infraestructuras y flotas necesarios. Todo ello, además de garantizar fórmulas garantistas de transporte internacional.

 

Tres grandes retos logísticos operativos

El transporte y almacenamiento de las vacunas COVID-19, especialmente de las que requieren muy bajas temperaturas, plantea tres desafíos operativos. El primero, el mero número de envíos (casi 15 millones de cajas refrigeradas en una cadena de suministro potencial), con el correspondiente volumen de bloques de refrigeración o de hielo seco. El segundo, asegurar una gestión homogénea de la temperatura en todo el proceso de distribución. Finalmente, el manejo físico de ultracongelados con hielo seco requiere un equipamiento especial y procesos operativos para evitar lesiones, por lo que gran número de couriers y consignatarios han de ser informados o incluso instruidos previamente.

En cuanto a la implementación, hay que tomar decisiones de diseño respecto a la cadena de suministro para la distribución de vacunas. En DHL hemos definido tres arquetipos logísticos end-to-end de entre los que podrán elegir las empresas farmacéuticas y las entidades públicas para suministrar las dosis finalizadas de la vacuna:

  • Envío directo: el más rápido. Lleva las vacunas (paletizadas o en cajas) directamente del punto de llenado y acabado al destino final en camión o por carga aérea. Esta modalidad sería de utilidad en la distribución inicial global para su uso en primera línea, a largo plazo en pequeñas regiones o bien en casos en los que el punto de destino se encuentra relativamente cerca al punto de fabricación.
  • Cross docking local: las tarimas con cajas refrigeradas tamaño paquete vuelan al país de destino, donde se someten a un cross docking (cruce de muelles), son etiquetadas y transportadas en camiones a diferentes puntos finales. Esta distribución puede minimizar los costes de envío transfronterizos y funciona especialmente bien en destinos de una región pequeña que estén relativamente lejos del punto de fabricación.
  • Almacenamiento local: emplea las capacidades locales de almacenamiento y ejecución para recibir tarimas completas y luego separar en unidades tamaño paquete para el almacenamiento y posterior entrega de última milla. Este podría ser el arquetipo más adecuado para grandes regiones de destino y una solución a largo plazo para tipos de vacunas que pueden transportarse con requisitos de temperatura no muy estrictos.

La adecuación de estos arquetipos variará en función de los requisitos de temperatura, las distancias de transporte y los volúmenes, así como de los factores relacionados con los costes, los tiempos de espera, la capacidad de almacenamiento y la disponibilidad del embalaje y del equipamiento. Todos estos parámetros pueden variar para cada vacuna y deberán tenerse en cuenta a la hora de seleccionar el arquetipo más adecuado para la distribución.

 

Especial atención a los países de clima muy cálido

Las regiones con un clima especialmente cálido y aquellas con una infraestructura logística de cadena de frío limitada supondrán el mayor reto en un escenario de distribución de vacunas que necesiten temperaturas extremas para su conservación. En escenarios logísticos que requieran hielo seco para mantener la congelación, es posible que se produzcan cuellos de botella en destino al haber una producción centralizada de hielo seco, sobre todo si hay que reabastecer cada 3-5 días.

El transporte bajo requisitos de temperatura restrictivos (por ejemplo, al transportar vacunas congeladas) puede exigir medidas extraordinarias para llegar a las personas más allá de esos cerca de 25 países con los sistemas logísticos más avanzados, en los que vive tan solo una tercera parte de la población mundial. De hecho, actualmente, grandes zonas de África, Sudamérica y Asia no pueden ser suministradas a escala debido a la falta de capacidades logísticas de cadena de frío aptas para productos del sector de la salud, incluso cuando la temperatura de cadena de frío de las vacunas más habituales oscila, como comentábamos, entre los 2 y los 8 grados centígrados.

Los gobiernos y las ONG tendrían que implementar medidas especiales para asegurar la distribución de vacunas a estas áreas y, por supuesto, dar un gran salto para poder garantizar la llegada de aquellas de COVID-19 que puedan necesitar temperaturas de frío extremo. Deberían incrementarse y escalarse las capacidades para llegar a toda la población mundial.

 

Más allá de la COVID

Desde principios del siglo XX, cuando se produjo la pandemia de gripe, hemos visto surgir numerosos virus. Recordemos el VIH, el SARS, el MERS… La pandemia por COVID-19 es la crisis más reciente y grave, pero, lamentablemente, no será la última. La globalización y el cambio climático, claros impulsores de la tendencia, son factores de difícil control y que, muy probablemente, seguirán aumentando e intensificando la frecuencia de las crisis sanitarias. Si estamos mejor preparados, podremos salvar vidas cuando llegue la próxima.

Las lecciones aprendidas de la pandemia por COVID-19 y la inversión en prevención de crisis pueden ayudar a los líderes gubernamentales a asegurar unos suministros adecuados. En este sentido, desde DHL consideramos clave cinco pilares para gestionar con éxito la reacción a una nueva posible situación de crisis:

  • Desarrollar y dar a conocer un plan de respuesta de emergencia claro y predefinido.
  • Construir una red de alianzas a nivel público-privado y público-público.
  • Identificar y asegurar el acceso a la infraestructura logística necesaria.
  • Establecer transparencia de la cadena de suministro mediante la aplicación de TI.
  • Crear estructuras organizacionales y asignarles recursos para institucionalizar y coordinar la totalidad de la gestión de la respuesta, incluyendo el plan, socios, infraestructura y TI.

El éxito solo será posible con coordinación, profesionales especializados, avances tecnológicos e intervención política.

Datos del autor
Nombre Pablo Bengoa
Empresa DHL Supply Chain Iberia
Cargo Director de la unidad de negocio life sciences y health care
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