Los cambios de hábitos alimenticios y estilo vida han supuesto un incremento de enfermedades ligadas a trastornos metabólicos, alergias alimentarias, enfermedades crónicas y degenerativas que, junto con el aumento de la esperanza de vida y los costes sanitarios derivados de ellos, han empujado a investigadores, profesionales de la salud e industria alimentaria a buscar una solución, incrementándose así el interés por la promoción y defensa de la salud.
Ahora que se sabe y acepta que es posible reducir el riesgo de enfermedades y mantener una buena salud adoptando una dieta y un estilo de vida correctos, el concepto de nutrición ha tomado un nuevo significado, pasando a estar relacionado con una mejora del bienestar general. Este hecho ha conllevado que la atención de los consumidores se centre cada vez más en adoptar un estilo de vida basado en elecciones de alimentos saludables que permitan no sólo obtener un efecto nutricional básico, sino que también proporcionen funciones beneficiosas sobre el organismo, generándose el concepto de alimento funcional.
Esta tendencia ha renovado el interés por las semillas de cáñamo como alimento, al considerarse una fuente no explotada de nutrientes cuya ingesta directa o en productos derivados, puede proporcionar un apoyo nutricional y funcional al organismo. Y hablamos de renovado, porque se ha comprobado que ya en la antigua China, hace más de 4500 años, las semillas de cannabis se empleaban tanto en alimentación humana como animal [1], sin embargo, su consumo fue disminuyendo paulatinamente hasta centrarse su cultivo a nivel mundial en la obtención de fibras y productos derivados de ellas.
Pero… ¿Qué es el cáñamo?
El cáñamo (Cannabis sativa L.) es una planta herbácea que hace referencia a variedades de C. sativa cultivadas con fines industriales, permitido legalmente su cultivo al contener bajos niveles de tetrahidrocannabinol (THC), considerado el principio activo responsables del efecto psicótropo del cannabis. En Europa, sólo aquellas variedades que no superen el 0,3% de THC pueden ser legalmente consideradas como cáñamo.
¿Cómo son sus semillas?
Las semillas de cáñamo tienen un tamaño pequeño que oscila entre los 3-4 mm de largo y 1,5 a 2 mm de ancho, según la variedad. Tienen forma ovoide, a veces casi esférica donde predomina el color marrón u oliváceo, aunque se pueden encontrar también frutos más claros de tonos verdosos a blancos. Su superficie es rígida y presenta una red de haces vasculares marcada. En su interior se encuentran una radícula poco desarrollada y los dos cotiledones ricos en nutrientes que constituyen las reservas energéticas durante la fase de germinación.
Composición nutricional
A pesar de la gran variabilidad en la composición por factores genéticos y ambientales podemos afirmar que el grano o semilla de cáñamo es un alimento con alto valor nutricional. Está compuesto principalmente por: hidratos de carbono, lípidos y proteínas.
Hidratos de carbono. El porcentaje de azúcares es muy bajo (2,03%) en comparación con el contenido en fibra dietética, principalmente insoluble (38,48%), lo que las convierte en uno de los alimentos más ricos en fibra insoluble, por encima de otros cultivos altamente proteicos como el guisante, trigo sarraceno o las habas [2]. Aunque este alto contenido en fibra puede afectar negativamente a la digestibilidad de las proteínas, también actúa como probiótico, mejora la asimilación de insulina, y reduce el apetito y la ingesta de alimentos [2].
Lípidos. Estudios realizados por Trichome Pharma y CITA empleando distintas variedades de cáñamo, han determinado que el contenido de lípidos es muy variable y depende no sólo de la variedad sino de las condiciones climatológicas de cada campaña, presentando un contenido medio del 24,93% dividido en ácidos grasos saturados (SFA) e insaturados (UFA). Este primer grupo está formado mayoritariamente por ácido palmítico (8,32%), esteárico (2,96%) y araquídico (0,60%), aunque también hay trazas de ácido behénico, margárico, mirístico y lignocérico. El resto de ácidos grasos se dividen en monoinsaturados (MUFA) y poliinsaturados (PUFA), que comprenden el 15,13% y 72,65%, respectivamente, del total de grasas presentes en las semillas de cáñamo. Dentro de los MUFA destaca el ácido oleico (13,49%), pero también contienen pequeñas cantidades de ácido vaccénico, palmitoleico y eicosenoico. Es realmente interesante la elevada proporción de PUFAs, tanto omega-3 como omega-6, respecto a ácidos grasos saturados y su potencial desde un punto de vista dietético. Además, la composición de PUFAs convierte estas semillas en un producto de elevado valor nutricional por su relación en la prevención, principalmente, de enfermedades cardiovasculares. Los ácidos grasos poliinsaturados mayoritarios son el ácido linoleico (55,59%), seguido del alfa y gamma-linolénico (14,28 y 2,19%) y del ácido estearidónico (0,54%).
Proteínas. El porcentaje de proteínas representa alrededor del 21,27%, mostrando un perfil proteico complejo cuyas principales proteínas se corresponden a proteínas de reserva. Entre estas proteínas destaca la edestina cuyo contenido en aminoácidos azufrados (metionina y cisteína), junto con su fácil digestibilidad, le confieren una importante calidad nutricional [3 y 4]. Respecto a su contenido de aminoácidos, el 36% se corresponde a aminoácidos esenciales (debemos ingerirlos a través de la dieta) y el restante 64% a no esenciales.
Asimismo, cabe destacar que las semillas de cáñamo contienen también micronutrientes de alto interés, los cuales juegan un papel muy importante en el correcto funcionamiento del organismo. Por una parte, en los aceites extraídos a partir de estas semillas se ha determinado la presencia de:
Por otra parte, las semillas de cáñamo contienen un perfil muy interesante de minerales esenciales ya que son semillas con un bajo contenido en sodio (Na), y ricas en fósforo (P) presente principalmente en forma de fitato, potasio (K), magnesio (Mg), calcio (Ca), manganeso (Mn), hierro (Fe), cobre (Cu) y zinc (Zn). A pesar de que pueden ser una fuente excelente de minerales hay que resaltar que su elevado contenido en fitatos podría comprometer la biodisponibilidad de algunos de estos minerales como el Ca, Fe y Zn [5].
Beneficios del consumo de semillas de cáñamo
La composición química de las semillas de cáñamo le confiere no sólo una buena fuente alternativa de proteínas y ácidos grasos, sino que su consumo conlleva una serie de beneficios a la salud:
Mejora la salud digestiva. Su elevado contenido en fibra soluble e insoluble permite tener un buen tránsito intestinal y ayuda a prevenir el riesgo de daños en el intestino grueso como hemorroides y diverticulosis. Además, su consumo se relaciona con la reducción del riesgo de desarrollo de cáncer colorrectal.
Así pues, el cáñamo constituye un cultivo con prometedoras y versátiles aplicaciones, donde su uso en alimentación supone un potencial de nutrición saludable y bienestar.
Referencias
Nombre | David Gimeno Martínez y Mª Victoria Armario-Nájera |
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Empresa | Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y Trichome Pharma, respectivamente |
Cargo | Técnico de investigación e Investigadora Senior, respectivamente |
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