Tres cuartos de siglo más tarde, COFARES es consciente de que su responsabilidad social va más allá de la propia cooperativa y, por ello, calcula su huella ambiental a través del proceso de identificación y evaluación de aspectos ambientales, tanto directos como indirectos. Se evalúan en función de su magnitud, del grado de control posible y de la gravedad del impacto calculado sobre el medio ambiente. Respetar el entorno a lo largo de toda la cadena de suministro y la emisión de CO2 es unos de los puntos que más preocupan.
Por ello, la nueva flota que se incorpora desde 2019 incorpora vehículos de bajas emisiones y vehículos eléctricos.
El gran reto
El transporte de mercancías es un hecho vital ligado a la actividad económica y humana desde el origen de los tiempos. Ya en el antiguo Egipto, grandes barcazas transportaban por el Nilo bloques de piedra para la construcción de las pirámides. La energía utilizada (renovable) era la eólica, además de la fuerza humana y animal para acarrear las piedras de varias toneladas, madera para hacer trineos de arrastre o hacer rodar bajo los bloques, etc. Es decir, el impacto en el medio ambiente ya existía en esa época. La Revolución Industrial, dando un gran salto en el tiempo, permitió la generalización de máquinas de combustión, vapor, carbón, madera, etc., que aumentó la producción y el disfrute de productos y servicios y, en contraposición, aumentando el deterioro ambiental por el impacto de la industria humana. En la segunda mitad del siglo XX empiezan a tener relevancia a nivel mundial movimientos ecologistas, de defensa del medio ambiente, que luchan por generar un menor impacto o huella en el planeta, generando modelos económicos y de producción sostenible, pero también haciendo hincapié en el impacto que tiene el transporte de mercancías en el deterioro general. Se empiezan a investigar en evolucionar hacia combustibles menos contaminantes, materiales más livianos, pero no menos resistentes, mayor rendimiento de motores, procesos de reciclaje, además de la investigación en nuevas fuentes energéticas.
El impacto en emisión de CO2 se convierte en una referencia mundial para valorar la actividad industrial. Se convierte en unidad universal para valorar el impacto sobre el planeta. A nivel de ejemplo, la combustión de un litro de gasolina genera 2,3 kg de CO2 y la de un litro de gasóleo 2,6 kg de CO2. Pero tengamos claro que esta unidad de CO2 calcula las emisiones de gases de efecto invernadero de forma directa o indirecta, no solo de la actividad industrial, pues se calcula que una familia normal emite a la atmósfera alrededor de 12 toneladas de CO2 anuales.
Y la distribución farmacéutica no es ajena a todo el planteamiento anterior.
El mercado de la movilidad eléctrica está experimentando un auge derivado del aumento de la concienciación de la población con el medio ambiente y medios de transporte menos nocivos, así como por el esfuerzo y la apuesta realizada por las instituciones públicas por este tipo de vehículos. Adicionalmente, la frenética carrera de la industria automovilística por diseñar modelos eléctricos y sostenibles por delante de otros competidores está impulsando el desarrollo y crecimiento de este mercado. En el parque de vehículos eléctricos ha experimentado una tasa de crecimiento anual compuesto del 66,6% en el periodo 2015-2019.
De forma particular, la principal distribuidora del país, el Grupo Cofares, tiene una flota de 760 furgonetas que cada año recorren 59 millones de kilómetros desde los 37 almacenes de puesta a las farmacias, sin contar los kilómetros que se hacen entre las 8 plataformas logísticas y los almacenes por el transporte troncal entre los mismos. Dentro de los planes estratégicos de futuro de la compañía, la sostenibilidad juega un papel destacado. Está embarcada desde 2019 en un proyecto piloto que es innovador en la logística de la distribución de medicamentos. Va a intentar que el 20% de las rutas sean eléctricas, sobre todo en zonas urbanas (en zonas rurales es más complicado por las distancias). Conseguir que el 30% de la capacidad de distribución sea de una manera sostenible con vehículos eléctricos. Con este proyecto se pretende reducir alrededor de 5.600 toneladas de dióxido de carbono en el medioambiente durante los dos próximos años. Asimismo, como efecto adicional disminuye la contaminación acústica con la reducción de la sonoridad en un 10% de los decibelios en el tiempo de conducción y en un 100 % en vehículos en reposo. El objetivo: hacer 18 millones de kilómetros verdes, además de crear puestos de trabajo sostenibles. La distribución farmacéutica presta un servicio imprescindible para que se mantenga la labor asistencial que prestan a la población los farmacéuticos, como profesionales sanitarios. Por lo tanto, todo lo que sea mejorar la huella ambiental de las distribuidoras redunda en una mejor sostenibilidad del planeta.
Para ello se ha puesto en marcha un programa de transformación de la flota a vehículos 100 % eléctricos, con una primera flotilla de 6 furgonetas que se ampliará hasta las 230, una iniciativa puntera en el sector de la distribución de medicamentos para la reducción de las emisiones de CO2 en zonas de alerta ambiental, como las áreas centrales de las grandes ciudades. De este modo, anualmente se realizarán hasta 100.000 viajes y se distribuirán hasta 6,3 millones de cubetas de forma sostenible.
El transporte capilar (almacén a oficina de farmacia) será el principal beneficiario de este proyecto. Los modelos seleccionados por COFARES son furgonetas con batería de 55 kWh, que tienen una autonomía de 168 kilómetros, susceptibles de realizar una carga rápida (80%) en 25 minutos, y con capacidad de carga máxima de 884 kg (11m3). Para hacer la recarga en los almacenes es necesario habilitar una zona de carga de 7,4 kWh para carga de 20 kW. Y, por supuesto, hay que analizar proveedores de electricidad en función del tipo de carga que quieras realizar (carga normal o carga rápida), analizar los distintos horarios o franjas donde la electricidad es más económica y empezar a localizar sobre el mapa las instalaciones donde abastecerse fuera del almacén (las ‘electrolineras’) para cuando sean necesarias en ruta. Desde el punto de vista humano también hay que hacer adaptaciones con una formación específica a los conductores en conducción eficiente con vehículos eléctricos, que repercute en un incremento en la autonomía del vehículo de hasta un 20%.
Epilogo
El inicio del camino, el comienzo de la transformación, es hoy. La distribución farmacéutica no puede estar ajena a las nuevas tecnologías y los nuevos desarrollos sostenibles, con el objetivo de dejar la menor huella ambiental por nuestra actividad profesional, por muy esencial que sea. Así el presidente de la cooperativa, Eduardo Pastor, afirma: “queremos avanzar en la transformación eléctrica e integral de la logística farmacéutica, mejorando la experiencia actual de las oficinas de farmacia y contribuyendo a ser impulsor de la transición en el sector, marcando el camino a seguir y logrando así una transformación global del mercado de distribución farmacéutica en España”.
Nombre | Juan Jorge Poveda Álvarez |
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Empresa | COFARES y Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, respectivamente |
Cargo | Director del gabinete de dirección y vocal de distribución |
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