La pandemia por la COVID-19 ha reforzado el papel de la industria farmacéutica como sector clave, capaz de competir al máximo nivel internacional, y las ayudas europeas pueden suponer una gran oportunidad para fortalecer el ecosistema innovador e investigador español. Estas han sido algunas de las conclusiones que ha dejado la Asamblea General de AEPIMIFA, celebrada el pasado 25 de noviembre en formato online por las restricciones impuestas por el coronavirus. El evento ha contado este año con las intervenciones de Rocío Güemes, directora de Servicios al Inversor en CEIM y de Raquel Yotti, directora del Instituto de Salud Carlos III.
Desde la junta de AEPIMIFA han subrayado que su objetivo pasa por “el progreso en la profesión, adquirir conocimientos dentro de la asociación e interactuar con profesionales de la industria”. Una finalidad que este año ha sido más difícil de conseguir por la pandemia ya que, entre otras cosas, ha obligado a cancelar la participación de AEPIMIFA en Farmaforum así como todas las demás actuaciones previstas.
A cambio, la asociación ha destinado recursos a la lucha contra la pandemia, con fondos para el banco de alimentos o para el Instituto de Salud Carlos III, y que han supuesto el 50% de los gastos de AEPIMIFA en 2020.
Transformación del proceso productivo
La primera intervención de la Asamblea General ha corrido a cargo de Rocío Güemes, directora de Servicios al Inversor en CEIM. Ha apuntado que el sector farmacéutico y sanitario contribuye “de forma notable” a la sociedad en su afán por una “búsqueda constante de soluciones innovadoras” fruto de la excelencia y la mejora constante.
En su opinión es esencial “promover una transformación de nuestro proceso productivo, no solo para recuperar los niveles previos de la pandemia, sino para estar mejor preparados para afrontar cualquier vicisitud” económica o sanitaria. Sin embargo, ha señalado ciertos hándicaps que dificultan el crecimiento, como son el pequeño tamaño medio de las empresas o los desequilibrios territoriales. De ahí la necesidad de “crear un proyecto país basado en cuatro ejes transversales”, como son la transición ecológica, la transición digital, disminuir la brecha de género y una mejor cohesión social y territorial.
Güemes también ha desgranado el reparto de fondos COVID que la UE ha puesto a disposición de los socios comunitarios para la recuperación económica. Ha expuesto que a nuestro país le van a corresponder 140.000 millones de euros, de los que poco más de la mitad llegará vía transferencia y el resto como préstamos. Una cifra a la que, ha recordado, hay que añadir los fondos estructurales y de la política agraria común. Es decir, que hay una oportunidad de inversiones “que no tiene precedentes en nuestro país”. Por eso, ha afirmado que “las empresas deben ser las principales beneficiarias de estos fondos para poder competir en condiciones de igualdad con el resto de países europeos”. Sin embargo, ha instado a las empresas a invertir esas ayudas con criterio, a “tomarse un tiempo para ver cuál es la mejor versión” que pueden dar y “conseguir que todas esas piezas del sistema innovador” del que forman parte sean más eficientes y competitivas.
El objetivo, ha concluido, es “que España se instale en ese mayor potencial después del esfuerzo que tenemos que hacer entre todos”.
Respuesta integrada
Raquel Yotti, directora del Instituto de Salud Carlos III, ha defendido que la comunidad científica en nuestro país “ha dado una respuesta integrada a un problema común” durante la pandemia, lo que “pone de manifiesto las capacidades de nuestro tejido científico para dar respuesta a las necesidades”. España, ha dicho, “se sitúa en una posición de excelencia” que también se ha demostrado con la coordinación con otros agentes europeos en proyectos comunitarios.
“A lo largo de estos meses duros ha habido algo realmente positivo: la capacidad que ha tenido la sociedad española para movilizarse”, cada uno desde su ámbito, para luchar contra una amenaza común, ha incidido Yotti. Un movimiento que, a su juicio, ha permitido conocer mucho más acerca del virus y avanzar en tiempo récord a nivel de investigación.
Yotti también ha puesto en valor las donaciones recibidas por instituciones investigadoras como el Instituto de Salud Carlos III y ha detallado la actuación de esta institución, resumida en una respuesta integradora frente a la pandemia centrada en siete objetivos: creación y consolidación de la vigilancia virológica de COVID-19, el estudio de las cadenas de transmisión y origen de las infecciones mediante el conocimiento molecular, la búsqueda activa de SARS-CoVs en reservorios animales, el desarrollo de métodos serológicos de diagnóstico, llevar a cabo estudios inmunológicos de la zona de unión al receptor para el conocimiento de posibles fármacos con actividad antiviral y la definición de biomarcadores predictivos de evolución de COVID-19.
A lo largo de su intervención, la directora del Instituto de Salud Carlos III ha puesto de relieve que se ha avanzado mucho. Sin embargo, en el ámbito de la inmunología aún sigue habiendo muchas dudas en torno a un virus “muy joven”, a las que se trata de dar respuesta a través de la ciencia. Investigaciones que, por ejemplo, estudian si la respuesta inmune adquirida es eficaz contra reinfecciones y trabajan en cómo identificar los biomarcadores de gravedad para saber, por ejemplo, cómo detectar rápidamente a los pacientes con más posibilidades de tener una enfermedad grave a raíz de su infección por COVID. Pero las principales dudas, ha incidido Yotti, están en torno a las vacunas y cuándo estarán disponibles y con las garantías necesarias.
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